En tiempos recientes, la manera de habitar y trabajar ha cambiado, adaptándose a necesidades sanitarias, sociales y al estilo de vida contemporáneo. Estos cambios han promovido la readaptación de inmuebles preexistentes, como un ex-convento del siglo XVII en el centro histórico de Morelia, que fue remodelado para un corporativo. El primer desafío fue respetar los elementos originales del edificio y recuperar espacio útil, considerando las intervenciones pasadas, acertadas y equivocadas. El segundo desafío fue re-plantear las actividades laborales, creando espacios de trabajo flexibles en lugar de oficinas tradicionales.

En la planta baja, el claustro se convirtió en un comedor con un jardín interior. En la planta alta, se diseñaron áreas de trabajo multifuncionales, incluyendo un auditorio, una biblioteca-recepción, un espacio de ocio con barra de café, sala de televisión y mesa de pingpong, y un cuarto de meditación llamado 'nido'. Estas áreas fomentan la interacción, relajación y la salud mental de los trabajadores.

Se implementaron estrategias de diseño como iluminación inteligente, ventanas con doble cristal para aislamiento acústico y térmico, y una paleta de tonalidades cálidas y terrosas para crear ambientes acogedores. Se usaron materiales naturales y regionales, incluyendo madera de encino y elementos de barro hechos por artesanos michoacanos, para mantener la calidez y apoyar el comercio local.